“Lo que no se aprende por discernimiento se aprende por sufrimiento”.
Caer en el error de que si una persona se quiere a sí misma, es egoísta y no puede querer a los demás, y sobre todo, inculcarle esta falsa idea a los niños es algo realmente peligroso, y justamente sucede al contrario, solo cuando una persona se quiere a sí misma, es cuando puede querer a otros.
A veces nos empeñamos en sufrir por no querer ver, y es justo cuando sufrimos que vemos.
¿Cómo saber que una persona se quiere a si misma? Cuando busca una mínima calidad de vida, cuando lucha por lo que quiere, cuando antepone su felicidad al resto sin hacer daño a otro y se siente feliz por los éxitos de los demás.

Esto es amor del bueno. Nada que ver con la atracción, el sexo, la fase enamoradiza. Ese que es libre, sin condiciones ni límites. El amor del bueno es ese que lucha por el crecimiento de aquello que es objeto de su amor, y justo es ese amor hacia uno mismo, el que permite crecer el amor hacia lo demás.
La felicidad y la paz interior, van cogidas de la mano del amor propio, y es esa libertad la que hace brillar y dar sentido a una vida.
Bss.
Asun.

Asun Muñoz