La alegría nace del interior de uno mismo, no depende del exterior. Al contrario que la tristeza la alegría produce bienestar general, altos niveles de energía y nos motiva para la acción positiva.
Para reconocer la alegría, hay que pasar por la tristeza primero, así es como se valora la emoción.
Pero más que por motivos exteriores, la alegría es una mezcla entre aceptación y motivación para vivir.
