Para unos, una oportunidad. Para otros un auténtico sufrimiento.
Por desgracia para los segundos, el ser humano es un animal social, con lo cual necesita de la colaboración de los demás para llevar gran parte de sus actividades. Así que si hacemos de esta parte de nuestra vida una oportunidad de aprender y ser feliz, será mucho mejor.
Tener algún conflicto con alguien, en el trabajo, en la familia, alguien a quien acabamos de conocer, es normal, ya que cada uno de nosotros tenemos nuestra propia forma de ver el mundo, y estamos condicionados por nuestro pasado y nuestras vivencias. Pero si en vez de aferrarnos a eso al relacionarnos con los demás hacemos un pequeño esfuerzo por comprender el punto de vista de la otra persona, aunque sea muy diferente al nuestro, podremos llegar a un estado de armonía, de buena relación con los demás y así ser un poco más felices.
Si hiciéramos esto más a menudo, observar, escuchar, no juzgar, aprenderíamos mucho.
Esto se puede convertir en un hábito nuevo para nuestra vida.
Siempre es mejor que primero hagamos esto con nosotros, observarnos y conocernos más. No se puede avanzar ni crecer como persona si no nos conocemos a nosotros mismos. Y una vez que nos comprometemos a conocernos, podremos empezar a comprender a los demás, y aprenderemos algo nuevo cada día. Siempre algo que necesitemos aprender. Aparecerán señales que nos guiarán hacia donde queremos dirigirnos, y nuestra relación con los demás se verá fortalecida, tanto que cada vez que tengamos una oportunidad de conocer a alguien nuevo, estaremos deseando hacerlo con ilusión.
Observa como te relacionas con los demás, como crees que te ven, que opinan de ti, si tienes muchos enemigos o por el contrario amigos.
Dejar de juzgar y dar una nueva oportunidad a los demás puede ayudarnos a tener mejores relaciones. Muchas veces juzgamos porque vemos en el otro lo que no nos gusta de nosotros mismos, luego lo que estás haciendo es juzgándote a ti mismo por lo que no te gusta de ti.
Ve lo bueno del otro, y así podrás ver lo bueno de ti.
Una frase que me encanta, y que por desgracia veo muy a menudo a través de las redes sociales es:
“Cuando el sabio señala la luna, el necio se queda mirando el dedo”.
Dejemos de ver los fallos de los otros y busquemos su propia grandeza.